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Fotografía de Manuel Montejo Gámez

Manuel Montejo Gámez

Universidad de Jaén

Formación

Estudié en el colegio Alfredo Cazabán de Jaén y cuando cumplí los 14 años continué mi camino hacia la Universidad en el Instituto Santa Catalina de Alejandría, también en Jaén. Siempre fui un buen estudiante y he de reconocer que me tiraban más las humanidades que los números, pero una vez una profesora de Matemáticas en el instituto se me acercó y me dijo: “No te engañes, tú eres de Ciencias”. Y me di cuenta de que era verdad. Así que cuando tuve que decidir, elegí estudiar Química. Y lo hice en la UJA.

Al acabar tenía bastante claro que quería ver qué era eso de la investigación y por eso empecé a trabajar en mi Tesis Doctoral, que tuve la suerte de poder desarrollar con una beca. Durante los 4 años y pico que duró me pasé unos cuantos meses en Edimburgo (Reino Unido), haciendo cosas que no podíamos hacer en Jaén. Y después de acabar la tesis y ya siendo profesor, también me fui a seguir aprendiendo otro tiempo a Amberes (Bélgica). En estos años he viajado mucho, he asistido a muchas conferencias y reuniones en muchos países y he podido colaborar con investigadores de distintos países.

En la actualidad me dedico a estudiar la composición de materiales arqueológicos, por lo que trabajo codo con codo con arqueólogos (finalmente las humanidades volvieron a mi vida…).

Un día en la vida de un científico

Hay una primera cosa que hay que tener clara: el trabajo de una persona que se dedica a la ciencia no se acaba nunca. Siempre hay algo que leer, experimentos que hacer, resultados que analizar, un trabajo por escribir, clases que preparar o impartir y papeleo que solucionar (más del que sería deseable). Puede sonar algo abrumador pero es mucho más sencillo de lo que parece si verdaderamente te gusta lo que estás haciendo y, aunque hay épocas en las que las tareas te desbordan un poco, si eres una persona organizada siempre vas a encontrar momentos para el descanso y el ocio.

La verdad es que la forma en que lo he expresado puede transmitir la idea de que cada día es distinto pero tampoco es así. Las tareas que tienen que ver con la docencia (y la burocracia) articulan tu agenda de forma que tenemos horarios a los que ceñirnos del mismo modo que en cualquier otro trabajo. Respecto a la investigación, depende. En mi línea de trabajo, hay épocas que implican salidas de campo o una presencia más intensiva en el laboratorio (obtención de datos) y otras épocas en las que tengo que estar más centrado en el análisis de resultados y en la redacción de artículos de investigación o de proyectos. Hay otros momentos en los que toca viajar y asistir a congresos y conferencias para presentar tus resultados y aprender de los demás. Creo que la clave es tratar de planificar y separar las tareas en el tiempo buscando ser eficiente (aunque no siempre es posible).

Finalmente, un aspecto importante de nuestro trabajo (en contra de lo que ciertos estereotipos pueden indicar) es que no puede hacerse en solitario: casi todos los días tenemos que discutir resultados o planear estrategias de investigación con nuestros compañeros. Y en el laboratorio o en el campo, casi nunca estás solo. Así que una parte importante de nuestro día implica socializar y más de una vez con un café en la mano.

Aficiones

Soy aficionado a caminar por el campo y la montaña. Y cuando encuentro tiempo suelo viajar para hacer esto por España y otros países. También me gusta leer (y procuro que no sean cosas relacionadas con mi trabajo) y ver alguna buena película o serie. Creo que como a todo el mundo.

Centro o departamento

Departamento de Química Física y Analítica de la Universidad de Jaén (Facultad de Ciencias Experimentales) y miembro del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica

Línea de investigación en la que trabaja actualmente

Llevo unos cuantos años dedicándome a la espectroscopía. Este es el nombre que recibe la disciplina científica que está interesada en comprender de qué forma los distintos tipos de radiación electromagnética interactúan con la materia y qué información podemos obtener al analizar este proceso. De forma muy básica puede decirse que aplicamos radiación sobre el material que queremos estudiar y analizamos la luz que absorbe o emite, lo cual nos permite conocer su composición.

En la actualidad me dedico al estudio con estas técnicas de materiales de interés arqueológico: cerámicas, pigmentos, materiales de construcción, vidrios, incluso carbones… La identificación de la composición química de los mismos, permite a los arqueólogos dar una explicación mejor al uso que tuvieron esos materiales, su procedencia o qué nivel de desarrollo tecnológico tenían en el pasado.

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