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Fotografía de Águeda Parra Jiménez

Águeda Parra Jiménez

Universidad de Sevilla

Formación

Nací en Torreblanca, un barrio obrero de Sevilla. Jamás pensé que acabaría siendo científica y profesora en la Universidad. Pero aquí estoy.

Estudié en un colegio de mi barrio, el Santa María de los Reyes, cuyos maestros y maestras me enseñaron la importancia del esfuerzo y de disfrutar aprendiendo. Estudié bachillerato en el IES Martínez Montañés, donde me encontré con profesoras y profesores extraordinarios, entre los que destaco a su maravillosa directora, Carmen Calderón, que con su trabajo día a día nos demostraba su amor por la docencia y por sus estudiantes. Un poco por casualidad decidí estudiar Psicología, porque con 17 años yo no tenía las cosas muy claras. En la Facultad de Psicología esperaba aprender a interpretar sueños o a conocer las profundidades de las personas con sólo mirarlas. Obviamente, eso no lo me lo enseñaron, pero sí pude aprender otras muchas cosas y, sobre todo, creció mi curiosidad por entender el desarrollo humano.

Cuando terminé la carrera me fui a Londres a trabajar de camarera de hotel para aprender inglés. Estando allí supe que tenía el mejor expediente académico de mi promoción, así que cuando volví a Sevilla, conseguí una beca para hacer el doctorado y ser profesora universitaria y así comenzó mi carrera como científica, docente e investigadora.

Actualmente soy doctora, Profesora Titular del Departamento de Psicología evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla, y especialista en desarrollo durante la adolescencia y la adultez emergente desde la perspectiva de género.

Un día en la vida de un científico

En mi día a día como mujer científica intento conciliar dos necesidades difícilmente conciliables en muchas ocasiones, la de ser una buena madre y una buena científica. En cualquier caso, y a pesar de los malabares que me veo obligada a hacer un día sí y otro también, reconozco que no cambiaría mi vida como científica.

Y no lo haría sobre todo por tres motivos: en primer lugar porque ser científica me permite aprender cada día, sorprenderme cada día, hacerme preguntas cada día y, aunque no siempre encuentre respuestas, ir desvelando el desarrollo humano, que es fascinante. En segundo lugar, porque el método científico me permite ser crítica con las “fake news” o simplemente mentiras que tan de moda están últimamente, sopesando la posible veracidad de afirmaciones que por mucho que se repitan, no dejan de ser falsedades (con muy mala intención, por cierto, en muchos casos). Y, en tercer lugar, porque la investigación permite conocer a personas extraordinarias de todo el mundo, con quienes comparto las mismas preguntas y los mismos intereses a pesar de vivir en puntos geográficos muy distintos, de tener un color de piel o una cultura diferente o de hablar distinto idioma, demostrando que la ciencia nos une a pesar de las aparentes diferencias.

En cualquier caso, mi vida no es muy distinta a la mayoría de las mujeres trabajadoras, que independientemente del trabajo que desarrollemos, tenemos jornadas agotadoras, en las que  además de nuestro trabajo fuera de casa, tenemos que gestionar la compleja vida doméstica y familiar.

Aficiones

Soy poco original en mis gustos y aficiones. Me encanta leer, escuchar música y viajar. Creo que lo que une esas tres aficiones es que me gusta aprender y crecer como persona. También me gusta hacer deporte y, siempre que puedo, voy a nadar o al gimnasio porque el movimiento es un gran placer al que no solemos prestar atención.

Centro o departamento

Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Psicología

Línea de investigación en la que trabaja actualmente

Junto con mi compañera, la profesora Inmaculada Sánchez Queija y el resto de nuestro equipo, actualmente trabajo en el estudio de la adultez emergente como etapa del desarrollo. Nuestro último objetivo es saber qué aspectos favorecen el desarrollo de los y las jóvenes y cuáles lo dificultan. Así por ejemplo estudiamos la importancia que para los y las jóvenes tienen sus familias, sus amigas y amigos y sus parejas. Estudiamos también qué los hace tener salud física y mental y qué los enferma. Entre otros temas también nos interesa cómo construyen su identidad y qué aspectos favorecen que consigan trabajo.

En nuestro equipo somos muy conscientes de que vivimos en una sociedad machista y de que las mujeres sufren discriminación por el simple hecho de serlo. Así, en nuestras investigaciones aplicamos la perspectiva de género, que implica ser sensibles a las desigualdades y discriminación que sufren las mujeres para permitir avanzar en la construcción de un mundo más justo, en el que la igualdad de género sea un hecho.

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