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Formación

Desde pequeña sabía que quería ser científica, me fascinaba e intrigaba el mundo que me rodeaba. Pasé de querer investigar el Universo (Astronomía), a interesarme por los restos del pasado (Paleontología), el estudio de la Tierra (Geología) y finalmente la Biología. Mi interés por la Biología nació, en parte, por un profesor que tuve en el colegio, en los Padres Blancos (Sevilla), que nos sacaba al parque de María Luisa a conocer y dibujar árboles! Era muy divertido y nunca he olvidado todo lo que aprendí en quellas clases al aire libre. El profe se llamaba Beltrán. Pero fueron probablemente mi abuelo y mi padre los que me transmitieron el amor, respeto y admiración que siento por la naturaleza y que me llevó a estudiar Biología en la Universidad de Sevilla. Mi paso por la carrera no hizo más que reafirmar mi interés por la Ciencia y nada más terminar, comencé mi tesis doctoral en la Estación Biológica de Doñana, sobre la importancia de las aves en el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos. Luego me fui 4 años a Francia para seguir profundizando en mis estudios. Fue una experiencia fantástica, con la que aprendí muchísimo, incluido el idioma, e hice muchos amigos que aún conservo. Luego volví a España, a la Estación Biológica de Doñana, desde donde me moví a la Universidad de Cádiz, y luego a la Universidad de Sevilla, para finalmente regresar al punto de inicio, la Estación Biológica de Doñana, donde investigo, entre otras cosas, sobre el papel de las aves en la dispersión de contaminantes.

Un día en la vida de un científico

Mis días son muy cambiantes, no hay dos días iguales! Te cuento cómo puede ser un día en el que salgo a muestrear para estudiar cómo las aves dispersan plásticos. A primera hora de la mañana salgo de casa con el telescopio para observar las aves que estoy estudiando y material para coger muestras de agua y de las propias aves (red, botes, bolsitas, cuaderno, etc). Me dirijo al Parque Nacional de Doñana donde todas las mañanas de invierno bandos de cientos de ánsares comunes van a comer a una gran duna llamada el El Cerro de los Ánsares y donde se pueden ver unos amaneceres increibles. Una vez tenemos todas las muestras que necesitamos nos vamos al laboratorio, donde con ayuda de una lupa y un microscopio buscamos los trocitos de plástico que han comido las aves. Con un aparato que se llama FTIR analizamos los plásticos y podemos saber de qué tipo son y cómo puede afectarles a su salud y a la del ambiente. Si aún me queda tiempo, leo sobre lo que otr@s científic@s están investigando en en este tema para comprender mejor mi propia investigación.

Aficiones

Además de investigar me encanta pasar tiempo con mis dos niños, Samuel y Teo, de 11 y 13 años. Me apasiona el deporte y practico piraguismo en el rio con ellos casi a diario. También me encanta viajar, lo que puedo hacer incluso trabajando, ya que los científicos y científicas podemos pedir proyectos para desarrollar en otras partes del mundo y asistimos a congresos para dar a conocer nuestra investigación en cualquier parte del mundo. Así, he podido viajar a Argentina, Canadá, Estados Unidos, Australia, Francia, Bulgaría, Italia, etc. Pero lo que más me gusta es viajar en bicicleta y conocer nuevos sitios con el mínimo equipaje e impacto ambiental. A mis hijos también les encanta, por lo que podemos compartir esta pasión

Centro o departamento

Estación Biológica de Doñana (CSIC*)

*Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Línea de investigación en la que trabaja actualmente

Trabajo sobre cómo las aves dispersan organismos y contaminantes, incluyendo plásticos, metales pesados, especies exóticas invasoras y bacterias resistentes a antibióticos

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