Rocío Leal Campanario
-
Neurociencia | Presencial
La ciencia es cosa de chicas, pero no de mujeres… ¡Aún!Parlamento de Andalucía. C/ San Juan de Ribera, s/n | De 9.30 a 12.30 horas
Formación
Estudié EGB (sí… soy de la época del EGB) en el Colegio San Agustín y BUP en el colegio Santo Ángel de la Guarda, ambos en Sevilla. Me fui a Estados Unidos a estudiar durante un año y, cuando volví, hice COU en el colegio Portaceli (Sevilla). Hice la licenciatura en la Facultad de Ciencias Biológicas de Sevilla, porque desde muy pequeñita tuve clarísimamente clara mi vocación, ¡quería ser científica! Así que a pesar de que mi carrera es preciosa toda ella, desde la parte de botánica a la de zoología, a la geografía física, yo… me centré en estudiar todo lo relacionado con la genética y la fisiología. Terminé la carrera y me puse a buscar Programas de Doctorado.
En aquella época, no había másteres como los de hoy día y, si querías hacer investigación, tenías que realizar un doctorado de dos años. Me hablaron de una universidad que había empezado en Sevilla hacía pocos años, la Pablo de Olavide, y que allí se había ido el grupo de Fisiología de la Universidad de Sevilla que hacía Neurociencia, así que, allí me fui a llamar a la puerta.
El Dr. José María Delgado García, director de la División de Neurociencias de la UPO, me dijo que por el momento no había becas disponibles pero, que si quería ir y empezar a hacer cosas, podía hacerlo. Mi respuesta fue un rotundo sí, y de allí me marché mi primer día con una montaña de artículos científicos bajo el brazo para leer. Empecé a ir todos los días hasta que por fin me llamó y me dijo que había una beca para mí. Así que comencé mis estudios de doctorado y mi carrera científica, estudiando los procesos neuronales que subyacen al aprendizaje y la memoria.
Al acabar mi tesis, me fui a Phoenix (Arizona, EE.UU.) a realizar mi estancia postdoctoral haciendo cosas diferentes, estudiando el papel del flujo sanguíneo en la muerte neuronal asociada a epilepsia. Actualmente soy profesora titular, doy clases en la universidad y continúo haciendo investigación en varias líneas.
Un día en la vida de un científico
Mi día empieza como el de muchas personas: me levanto, preparo el desayuno de mis hijos y los llevo al colegio. Después, en el laboratorio, empieza la aventura. Los experimentos se ponen en marcha, y los resultados van dando forma a los datos y, a veces, una simple observación puede cambiar el rumbo de la investigación. No siempre todo sale bien, pero cuando sale… ¡Es alucinante! Y ahí esta el reto: observar, entender, ajustar, modificar, y volver a intentarlo.
Entre experimento y experimento, preparo mis clases para la facultad y para los futuros científicos (en el Máster). También leo artículos para estar al día y pienso en cómo puedo mejorar mis experimentos y los análisis. Y cuando es necesario escribo los artículos científicos para compartirlos con el resto de la comunidad científica.
A lo largo del día hay reuniones, charlas, debates con colegas, e incluso alguna comida con el equipo para desconectar y compartir ideas. También doy charlas en colegios y realizo tareas de divulgación para que la sociedad sepa de primera mano qué es lo que hacemos los científicos en los laboratorios. Por la tarde, toca volver a casa, llevar a los niños a sus actividades y, si hay suerte, un rato de descanso.
No es un trabajo monótono. Es creatividad, esfuerzo y descubrimiento constante. Y lo mejor de todo: saber que lo que hacemos hoy puede cambiar el mundo mañana.
Aficiones
La realidad es, que además de investigar, los científicos también tenemos gusto, aficiones y sobre todo una vida fuera del laboratorio. Por ejemplo, a mí me encanta la música y soy muy ecléctica, de esas personas que pueden escuchar rock de los 50, pop de los 80, flamenco, ópera o música clásica sin problema. También intento hacer deporte dos veces por semana.
Disfruto muchísimo saliendo con los amigos y los niños a comer por ahí, descubrir nuevos sitios y reírnos. Me encanta ir con mis hijos al cine. Y, cuando el tiempo lo permite, me encanta perderme en un buen libro o hacer punto. Ser científico no significa vivir encerrado en un laboratorio sin hacer otra cosa. Significa ser curioso, preguntarse el porqué de las cosas… pero también disfrutar de la vida y de todo lo que nos rodea y a mi, me encanta disfrutar con mi familia.
Centro o departamento
Pertenezco a la División de Neurociencias que pertenece al departamento de Fisiología, Anatomía y Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
Línea de investigación en la que trabaja actualmente
Yo estudio las bases neuronales que hay detrás del aprendizaje y la memoria, es decir como se forman, fortalecen y se mantienen las conexiones neuronales cuando aprendemos algo nuevo y como el cerebro lo almacena en forma de recuerdos. También estudio que pasa cuando envejecemos, o cuando hay alguna patología que pueden afectar a la capacidad de aprender o recordar.
Ahora también estoy estudiando como funciona el cerebro mientras se coopera y si esto se puede modificar por la interacción social. En resumen, intento responder preguntas como: ¿Cómo cambia el cerebro cuando aprendemos? ¿Cómo podemos ayudar a mantener una buena memoria a lo largo de la vida?